Trabaja en el cruce de la arquitectura, el urbanismo, la política y el arte. Él ha mirado profundamente, durante muchos años, en el área de Tijuana-San Diego abarca la frontera entre Estados Unidos y México – una próspera, de alta densidad, zona de alta actividad del comercio y las relaciones urbano – y en otras ciudades del sur. Y sugiere que las ciudades modernas, altamente planificadas del mundo desarrollado tienen mucho que aprender de estos acontecimientos. Las tiendas informales, garajes y barrios de una ciudad en auge se construyen para maximizar «flujo social» – porque los edificios son fáciles de colocar y modificar, pueden responder exactamente a las necesidades del habitante, conectándolos a la comunidad y la ciudad.
En colaboración con organizaciones no lucrativas basadas en la comunidad, tales como Casa Familiar, Cruz y su equipo también explorar nuevas visiones de la vivienda asequible, en relación con una política urbana más inclusiva de los programas sociales y culturales de la ciudad. En 1991, Cruz recibió el Premio de Roma en Arquitectura; en 2005 fue el primero en recibir la Cátedra James Stirling Memorial en el premio Ciudad. Nacido en Guatemala, es profesor en la cultura pública y el urbanismo en el Departamento de Artes Visuales de la Universidad de California en San Diego.
Lo que otros dicen
«Donde otros veían la pobreza y la decadencia, vio las semillas de un modelo social y arquitectónico vibrante.» – The New York Times
conocimos a Teddy en CIA (centro de investigaciones artisticas) en el año 2009 en un taller llamado » , producto de eso surguio una investigacion comun que ya lleva mas de 5 años. Aqui reproducimos algunos pasajes del taller en Argentina:
Construyendo la ciudadanía: entre registros y actuaciones. CIA31bis.
El concepto de Ecuador Político desarrollado por Teddy Cruz como división tensa entre territorios de contraste fue aplicado por agentes de CIA en las villas urbanas 31 y 31 bis, en Retiro. Los artistas participaron en la discusión legal urbana, generaron una cooperativa de prácticas rituales y la experiencia de un potente mapa de palabras (031 Zona de escrituras) que, empujado por el taller de Alejandro López, logró una rica milhojas de historias de vida.
En diciembre de 2009 el arquitecto guatemalteco Teddy Cruz dio un taller que devino en el Proyecto CIA31bis. Agentes del CIA se conectaron con vecinos de la Villa 31 bis y organizaron una serie de actividades que generaron redes de comunicación entre actores corrientemente alejados. El encuentro con problemáticas concretas –y en un contexto tan distinto al ámbito artístico habitual- hizo que se preguntaran por su tarea y se encontraran en la necesidad de replantear su propia práctica. Así, a través de un intercambio de saberes y destrezas, el taller entrecruzó límites y territorios y generó un resultado común.
La propuesta consistió en encontrar espacios que puedan motivar una producción artística comprometida y, a la vez, una construcción de ciudadanía. Estos espacios son escenarios complejos, donde hay un choque de jurisdicciones o límites (reales o imaginarios) que separan territorios con diferentes regulaciones urbanas y estructuras disímiles. La idea de Teddy Cruz partió de la concepción del barrio como generador de experiencias autónomas y como productor de sentido. Desde una perspectiva pedagógica, la propuesta consistía en que los artistas salieran de su ámbito de trabajo familiar, a veces un tanto hermético.
Este cambio hacia un terreno concreto de trabajo tiene un doble efecto. Por un lado, el artista se vincula con otras experiencias y vivencias que enriquecen su reflexión y potencial artístico. Y por el otro, se convierte en un actor en dichos escenarios, en tanto puede ejercer como mediador y como vínculo de comunicación. El arte favorece esta posibilidad al funcionar en varias ocasiones como un canal de transmisión de mensajes, ideas y sentimientos. El artista adopta también así el papel de un investigador pues se posiciona en un espacio determinado y actúa sobre la base de situaciones que se le presentan y que analiza desde su propia perspectiva. Y como ésta no es meramente teórica, sus investigaciones pueden derivar en acciones concretas, en prácticas artísticas y políticas a la vez.
El trabajo de Teddy Cruz se enmarca en lo que denominó Political Equator1. Este Ecuador Político consiste en el trazado de una línea imaginaria que atraviesa el hemisferio norte del mapamundi por un paralelo cercano a los 30°, mostrando la unión de cinco puntos fronterizos de masivos movimientos migratorios2. Sus investigaciones se centran fundamentalmente en la frontera Tijuana-San Diego, atravesada por la cuenca de un río. Ésta posee de un lado una reserva natural y del otro –del lado de México– uno de los asentamientos más pobres de América Latina. El Ecuador Político es un modelo para pensar otras situaciones en sitios que comparten estas características sociopolíticas, económicas o ambientales, fundándose en la idea de que estos lugares también pueden ser propicios para el surgimiento de nuevas experimentaciones artísticas.
Los escenarios complejos son lugares con urbanizaciones heterogéneas, donde hay múltiples actores, humanos y no humanos, que no suelen conversar entre sí ni converger en una misma dirección. Algunos de estos escenarios se encuentran en las metrópolis. Las ciudades actuales, obsesionadas por los límites y fronteras, impiden tener un conocimiento de lo que pasa del otro lado, dando lugar a prejuicios y hostilidades. Así, se generan sitios en los que hay fuertes contrastes urbanos. Un ejemplo de claro contraste se da en el barrio de Retiro, donde junto a los altos y lujosos edificios se encuentran las denominadas Villas 31 y 31 bis , hoy llamada Barrio “Carlos Mugica”. Estas diferencias muestran que la idea de una ciudad con características homogéneas sólo puede concebirse a costa de invisibilizar estos espacios.
Dicha situación de contraste ha sido muchas veces pensada en términos de una convivencia entre una “ciudad formal” y una “ciudad informal”. La primera es construida sobre la base de normas jurídicas vigentes, con viviendas que tienen todas las condiciones de habitabilidad y servicios. La segunda tiene escenarios informales de loteo y delimitación de manzanas3, e infraestructura precaria con grandes limitaciones en el acceso de servicios.
Cuenta con una distribución espacial conformada por pequeños pasillos de tramas no siempre lineales por los que no suelen transitar autos. Esta diferenciación ha favorecido el sostenimiento de una distancia entre los dos ámbitos y entre sus habitantes, y no ayuda a generar lazos de comunicación e intercambio entre ellos.
El Proyecto CIA31bis surgió del contacto que Alejandro López entabló a través de internet con la activista Liliana Da Silva durante el taller de Teddy Cruz. Ella era la representante de la manzana 107, la última manzana tomada hasta ese momento. Ese terreno, de aproximadamente unos 300 m2, fue ocupado el 21 de agosto de 2009 y ya había tenido dos intentos de toma anteriormente4. En la actualidad se encuentra completamente edificado.
Lo que era un espacio vacío, lleno de caminos de tierra y de construcciones de madera y cartón, es ahora un lugar lleno de viviendas de material, habitadas generalmente por más de una familia cada una.
La situación ya era compleja cuando los agentes del CIA tomaron contacto con los vecinos del barrio: tiempo atrás el gobierno porteño había intentado demoler viviendas de más de una planta por ser consideradas “peligrosas”, lo que obviamente generó varios conflictos.
También se quiso demoler las viviendas ubicadas cerca de la vía, ya que se interponían con los planes de urbanización de la zona. Esto generó una serie de debates y discusiones entre funcionarios y vecinos. Finalmente, el 3 de diciembre de ese mismo año se promulgó la Ley de Urbanización de los Polígonos Villas 31 y 31 bis (N° 3343). La ley disponía la creación de la “Mesa de Gestión y Planeamiento Multidisciplinaria y Participativa”, una mesa de discusión integrada por funcionarios públicos del Gobierno nacional y de la ciudad, académicos y delegados de los vecinos del barrio, quienes debían presentar una propuesta de urbanización del espacio. Esta cuestión estaba presente en las conversaciones de los vecinos en ese momento y es por eso que los agentes del CIA se vincularon con la problemática de la urbanización e inclusive asistieron a varias reuniones de la mesa de discusión.
El informe de la Mesa de Gestión y Planeamiento fue presentado el 31 de mayo de 2011, un año y medio después de ser promulgada la ley. El plan allí desarrollado tiene como base un proyecto del arquitecto Javier Fernández Castro de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA5. Lo que se buscó hacer no fue imponer la postura gubernamental ni la de los vecinos en torno a la urbanización del barrio, sino más bien articular lógicas diversas, algunas de las cuales provienen del desarrollo “informal” del barrio. Esto se debe a que en muchos casos la forma de organización barrial puede brindar conocimientos nuevos y desconocidos para los que no forman parte de ella.
Entre los participantes del taller que trabajaron en el Barrio Mugica junto con Teddy Cruz se encontraban los arquitectos Pio Torroja y Mauricio Corbalán de m7red. También participaron los artistas Eduardo Alcon Quintanilha, Laura Códega, Leopoldo Estol, Renata Lozupone y Paula Massarutti, quienes como resultado de esa experiencia crearon la Cooperativa Guatemalteca6.
Esta Cooperativa comenzó a orientar sus acciones a partir de su inserción en contextos marginales o invisibilizados. Sus trabajos surgen de lo que ellos llaman una “práctica- ritual”: realizar trayectos dentro de los barrios; en donde nacen inquietudes que aparecen “en el andar”, en el vínculo generado con sus habitantes. Esta práctica puede definirse como micropolítica, pues está determinada por el espacio en que se desarrolla y por los modos de participación y creación que dicho espacio propone.
Por su parte, m7red centra su trabajo en “la descripción y traducción de escenarios urbanos complejos”7. En sus acciones van poniendo en red a diversos actores desarticulados. Esto lo logran creando foros y asambleas de expertos y no expertos, es decir, produciendo una interlocución entre actores territoriales y técnicos, para que la información pueda ser canalizada y concretizada. Esta práctica se desprende de su concepción de que la urbanización puede actuar como una inclusión a nivel material, vinculando de esta manera lo material y lo social.
Liliana fue quien introdujo en el barrio a los miembros del taller y les presentó al resto de los vecinos de la manzana 107. Les habló de las problemáticas habitacionales de la zona, de la organización social de los vecinos, de sus dinámicas laborales y de las características del sistema de propiedad de sus viviendas. A través de Liliana (y de su fuerte personalidad, casi avasallante), los vecinos recibieron a los artistas muy amablemente, pero un tanto desconcertados. Incluso les preguntaron: “y ustedes, ¿cómo nos van a ayudar con su arte?”.
Esta pregunta llevó a la mayoría de los presentes a reflexionar sobre qué iban a hacer como artistas, lo que derivó en otros interrogantes: ¿cuál es el rol del artista-investigador en ese contexto? ¿Se trata de ser un facilitador, un habilitador, un interlocutor, un portavoz?
Una de las acciones que llevaron a cabo los agentes del CIA fue la de entablar una conversación, la de ser un medio para activar a los actores. El arte puede operar de mediador realizando tareas de traducción, ya que es un vehículo de información y por eso puede trascender fronteras. La necesidad de un flujo de información entre los actores del barrio y los expertos puede provocarse a través de lo artístico. Pero el arte, a su vez, también se provee de los elementos que surgen allí. Rompiendo su autonomía, amplía sus potencialidades y da lugar a nuevas experimentaciones. La práctica política del artista se convierte, de esta manera, en una experimentación en el espacio público, muy vinculada a lo urbano, a la toma del espacio, a su delimitación e incluso a la construcción de la vivienda. El resultado es la producción de nuevas cartografías conformadas a partir de las voces de los actores; cartografías que buscan romper con la distinción entre urbanizaciones formales e informales.
En el desarrollo del Proyecto CIA31bis se firmó un contrato simbólico entre los participantes del taller y los vecinos de la manzana 107. El contrato era, en realidad, una forma de reflexionar acerca de la forma en que el CIA podía mantener su relación con los vecinos. Ambos actores se comprometieron a la realización de una serie de actividades a futuro, entre ellas, la creación de un blog y la conformación de una pequeña biblioteca con investigaciones vinculadas al proyecto. La herramienta utilizada fue una computadora que Teddy Cruz entregó en comodato a los vecinos, lo que posibilitaría que los vecinos narraran su propia historia y la hicieran llegar a personas externas a su ámbito.
La primera acción concreta realizada en conjunto entre artistas y vecinos fue una reconstrucción histórica de la toma, un reenactment, donde el actuar cobró protagonismo en su doble sentido de acción y actuación. A partir de allí se realizó un video con el fin de materializar lo ocurrido y de dar a conocer la problemática habitacional de la Ciudad de Buenos Aires: “La toma resiste”8.
La acción fue en este caso el resultado de una problemática concreta. En escenarios donde hay problemas pueden surgir grandes oportunidades. Esta idea, fundada en la teoría del conflicto, puede aplicarse al barrio en las cuestiones relacionadas con la urbanización y la propiedad. Todo conflicto social posee, para esta mirada, un aspecto positivo que puede ser rescatado. Ya no se habla en términos de resolución del conflicto sino de gestión o de generación de oportunidades. En este caso, la forma en que los vecinos transitan el conflicto de la vivienda no es la de eliminar el problema reemplazándolo por una solución, sino que se concibe como una operación, una actuación.
La propuesta del taller de Teddy Cruz fue movilizar el espacio del barrio para reconfigurar relaciones sociales. Desde el 2009 hasta la actualidad ese espacio se modificó, se ocuparon nuevos terrenos y se construyeron otros ya ocupados. También se produjeron cambios en cuanto a las dinámicas de los actores. Se crearon cooperativas de trabajo compuestas por vecinos que realizan tareas vinculadas a la urbanización del barrio, como son arreglos en las calles (adoquinado) o en el desarrollo del sistema cloacal. Los miembros de la Cooperativa Guatemalteca siguen trabajando en el barrio. Este año pintaron junto a los vecinos un mural en la fachada del comedor de Tapia. Y en el mes de septiembre sacaron a la calle “La zapatilla de la urbanización”, elemento conductor de una marcha en pedido de la reactivación y aplicación de la ley de urbanización9.
El artista-investigador, al vincularse con las prácticas y necesidades de espacios concretos, realiza así una tarea de conexión y actúa como intermediario entre los dos lados de la frontera, en este caso, entre el barrio y la denominada “ciudad formal”. La realización del video sobre la toma de los terrenos y la consecuente participación en la Mesa de Urbanización del barrio, son ejemplos de operaciones en las cuales los artistas actuaron como mediadores, como canalizadores de una problemática. La experiencia realizada por los agentes del CIA refleja que la inserción en los escenarios complejos no sólo permite promover procesos creativos y realizar acciones puntuales en ellos, sino que también brinda la posibilidad de pensar nuevas categorías políticas y de organización, por ejemplo en cuanto a lo urbano. En palabras de Teddy Cruz: “¿Será que las lecciones que esconden estos asentamientos precarios y “no oficiales” pueden traducirse en políticas urbanas alternativas para redefinir las recetas convencionales de desarrollo urbano de la “ciudad oficial”, produciendo usos del suelo más inclusivos y sustentables, nuevos mercados y economías dentro de las comunidades?”10.
CLICK PARA VER ESTA Y TODAS LAS NOTAS EN REVISTA CIA Nº2
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1 http://www.politicalequator.org/
2 http://www.youtube.com/watch?v=8AaiZg5NPGk&feature=player_embedded
3 «En estos casos la informalidad se refiere a la imposibilidad de obtener el dominio de los lotes por irregularidades en la transmisión formal de la propiedad, y también por falta de mensura o de actualización catastral” (Grahl, Sandra N. “La territorialidad informal” en Paraformal: Ecologías urbanas. Buenos Aires: Bisman Ediciones; CCEBA Apuntes, 2010. p 76).
8 http://www.youtube.com/watch?v=3DrrofC0XrM
9 http://ramona.org.ar/node/45240
10 Teddy Cruz, “Desperdicios urbanos hacia el sur, zonificación ilegal en el norte, la frontera Tijuana-San Diego” en Paraformal: Ecologías urbanas. op. cit. p. 49.