La refundación de nuestra estética acaece durante la mitad de los años 90 cuando Tomas Saraceno estaba en la facultad de arquitectura en Buenos Aires, es el momento en que se introduce el modelo tecnogenético de la soja en Argentina; la segunda revolución pampeana; El segundo cumplimiento de nuestra particular estética, de nuestra estética trascendental pampeano-nacional. No hay intuición del espacio para un hipotético argentino medio, hombre y productivo, que no pase en algún momento por un campo sembrado en líneas horizontales y paralelas moteado de montecitos de árboles europeos, y puntuado de postes, torres de alta tensión y molinos; por una ciudad infinita pero infinitamente rodeada de “campo”. Paisaje escolar y político persistente, performativo. No sería en realidad pertinente hablar de revolución sino más bien de un trabajo permanente de refundación de las condiciones de percepción del “objeto”. “La pampa, como la República, es tabla rasa: hay que escribir sobre ellas árboles” decía Sarmiento, la [pamparepública] es espacio anterior a cualquier contenido, a cualquier árbol o cultivo, pero ese “es” de la tabula fue trabajo de arrasamiento. Sensibilidad de suelo, del mundo vegetal, del obrar natural del hombre en la pampa, [natural] del [hombre]. Quizás no haya sensibilidad que no esté fundada en una tabula rasa que se labra sobre otra. Dejar espacio entre nosotros y el “objeto”, fundar las condiciones puras de la sensibilidad, requiere raleo, desmalezamiento, despoblamiento; no hay estética sin desmalezamiento, poda, quema, alteo, desarraigamiento, guerra a la langosta y a la oruga. No hay cubo blanco sin asepsia biológica. Para la garantizar la interioridad genética de la semilla hace falta efectuar y cumplir con un espacio a priori, vacío. Que llenaremos con objetos estéticos, perceptibles en sus contornos sobre el fondo del espacio; vacío. Cualquier interrupción de la acción estética trascendental implacable y persistente anula la buena distancia para apreciar el objeto y gestionar su crecimiento ¿Es la presión de lo [lleno], del aire caliente, de la trama de vidas, del flujo convectivo generalizado, de la lluvia de materia y trazas, la que no estamos pudiendo contener, nosotros humanos, y a la que debemos acompañar? o ¿es el partir el vacío,sabotear la emergencia del objeto, la tarea imposible de resistencia política que debemos emprender más allá del objeto y del sujeto? En el borde colectivo de esa interrupción imposible Tomás Saraceno dice “el cosmos lejano llueve sobre nuestras cabezas”.
Pio Torroja, marzo 2017.